BRAMIDOS OTOÑALES, EL CORTEJO COMIENZA
Irati y Quinto Real se transforman en escenarios de la berrea otoñal: siente cómo se te eriza el vello.Silencio… y ¿ese sonido? Sí, sí, es la berrea.
En época de celo, los ciervos machos tratan de conquistar a las hembras con sus particulares antífonas, preludio de la lucha que disputarán por convertirse en el macho dominante. Estar en el corazón pintado de ocres, rojos y marrones otoñales de los bosques de Quinto Real o de la extensísima Selva de Irati y ser testigo de este ritual, hace que se te ponga la carne de gallina.
Haz un “Carpe Diem” en estos dos paisajes del Pirineo. Respira en estas dos fábricas de oxígeno, recarga las pilas con el cambio de estación y siente las caricias del bosque. Rasga con los dedos las nieblas de noviembre. Deja que las hojas caigan suavemente sobre ti y luego písalas aquí y allá: las secas para que crujan, las húmedas para que se hundan. Juguetea con el agua de una y otra regata para comprobar el nivel de frescor. Aplasta el musgo tan mullidito y siente el contraste de las cortezas recias y las suaves setas.
Coge tu cámara de fotos y tus botas de monte y explora estos bosques a través de sus múltiples senderos invadidos de color. Busca la luz que se filtra entre las copas de los árboles creando escenarios llenos de magia donde habitan huidizos animales y personajes de leyenda: brujas, lamias y el increíble Basajaun. Si te los encuentras, no huyas, sígueles y te mostrarán los rincones secretos de estas florestas.
Como punto y seguido a la excursión de otoño por excelencia, te proponemos que visites los valles del Baztan, en el Pirineo occidental y de Aezkoa y Salazar, en el Pirineo oriental. Los caseríos y prados del primero contrastan con los pequeños pueblos compactados del segundo. Chimeneas humeantes, calles empedradas y mucha tradición para seguir llenando de recuerdos la memoria de la cámara.
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